12/13/2005

El caminito


Nació para ser anónimo.
Lo hallaron a la puerta de la Casa de Expósitos en 1890. Su único ajuar consistía en el papel que decía que había sido bautizado como Benito Juan Martín. Lo adoptó el matrimonio que componían Manuel Chinchella y Juana Molina. Estudió solo lo suficiente para aprender a leer, escribir y las operaciones matemáticas elementales. Fue obrero portuario en la descarga de carbón de las "chatas" amarradas en el Riachuelo. Su destreza para el dibujo lo acercó a los artistas de La Boca y al Grupo del Pueblo. En 1926 exponía en París.
"Entre sus amigos se encontraba un muchacho apenas unos años mayor que él, llamado Juan de Dios Filiberto, que escribía versos de desesperación para un Caminito borrado por los años, junto al que quería caer para que el tiempo los matara a los dos.

Los dos, Benito y Juan de Dios solían estremecer las noches del barrio con unas serenatas de estrépito que salían a dar cargando un armonio de iglesia con el ánimo impertrubable de los muchachos enamorados. No eran serentas del todo inocentes. "No era raro que, al compás de la música desaparecieran algunas gallinas -admitió Quinquela alguna vez-. Nunca se supo quien era el que aprovechaba esa oportunidad filarmónica para alzarse con las gallinas ajenas, pero por las dudas, los vecinos de la Boca oían acercarse a los serenateros y le ponían candado a sus gallineros".

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